Los que llegaron habla de mi experiencia en la frontera de Europa y el norte de África, donde experimenté a Melilla, España, en su estado más esperanzador, impactante y desolador. Donde cada milla revela preguntas que parecen no tener respuesta; donde la esperanza y el dolor se reflejan en los ojos de cada persona que llega.
Tuve la oportunidad de ser espectador de una entrada masiva y organizada de inmigrantes procedentes de distintas partes de África. Los subsaharianos cruzaron por Marruecos, escondiéndose de la policía entre los árboles para poder acercarse a la valla. Preparados para treparla con cualquier herramienta disponible que pudiera facilitarles tal hazaña, empezaron a correr hacía la valla, para treparla y enfrentarse con el mareo, la sed, el hambre, el terror y la violencia del control fronterizo. Una vez del otro lado, en la ciudad autónoma de Melilla, sin tener certeza de lo que el futuro les depararía, la instrucción era correr en dirección del Centro Temporal de Inmigrantes (CETI).
Atrás de la valla fronteriza hay historias increíbles. Entre persecuciones y escondites, la esperanza de cruzar a Europa es aquello que los motiva a seguir entre tanto dolor. Por eso, el rezo de agradecimiento de quienes logran entrar a Melilla, resulta esperanzador para cualquiera que presencie ese momento. Aquel día, varios subsaharianos lograron cruzar la valla, mientras que otros tantos, permanecieron en esa África que los recibió de vuelta con un aire de derrota, dolor y desolación, convirtiéndose así, en la expresión misma de la opresión de la esperanza.
Este trabajo fotográfico refleja mi experiencia y el impacto que causó en mí haber sido testigo tanto de la frustración como de la esperanza que significa Melilla para tantos. Espero que este trabajo genere en el espectador alguna pregunta, alguna llamada a la reflexión y a la información sobre este fenómeno. Una llamada a la tolerancia, a la aceptación y a la solidaridad hacia aquellos tantos que buscan cruzar la valla y a los pocos que lo logran.
